Bueno pues recientemente he asistido a una tournée cultural de Jaime por el Madrid medieval y os voy a contar un poco. Porque como el propio Jaime dice, a menudo se habla mucho del Madrid de los Austrias, pero poco de las épocas anteriores que tuvo la hoy capital del reino. Y de hecho la historia de Madrid se remonta a su fundación como Mayrit (tierra rica en agua) en el siglo IX, de la mano del emir Mohamed I.
La visita empezó junto a la iglesia de San Andrés, uno de los cuatro templos más antiguos con los que cuenta Madrid y famoso, entre otras cosas, por ser frecuentado en tiempos por San Isidro Labrador. Creo que es fácil de visitar, pero los domingos por la tarde permanece cerrado, que es cuando estuvimos por allí. Por cierto que muy cerca de esta iglesia se encontraba una de las puertas de Madrid: la Puerta de Moros.
Aprovechamos la ubicación para acercarnos a una muralla cristiana que aún queda en pie en la calle del Almendro y que suele pasar desapercibida entre los viandantes. Se encuentra al fondo de un solar con rejas, junto a los edificios vecinos. Confiemos en que el ayuntamiento le dedique alguna placa informativa.
Acto seguido fuimos hacia la plaza de la Paja, centro del Madrid medieval, presidida por lo que muchos creen que se trata del palacio de los Vargas. Y es cierto que ahí estuvo el palacio de tal familia, en la misma plaza donde descargaban los carros de paja utilizada como medida de pago. Pero tal palacio se destruyó. Aunque sí sigue en pie la capilla que Francisco de Vargas mandó construir, pero que no comunicó con la iglesia de San Andrés por no ponerse de acuerdo.
A continuación bajamos por la Plaza de la Paja hasta la calle Toro, donde pudimos ver una de las casas a la malicia mejor conservadas de Madrid. No es algo relacionado con el Madrid medieval, pero fue curioso contemplar la picaresca de la población para librarse de la regalía de aposento. A pesar de estar restaurada, en su fachada se pueden apreciar ventanas de distintos tamaños y a diferentes alturas, con el objetivo de hacer creer desde el exterior que la vivienda tiene menos plantas o espacio útil del real. Sin ir más lejos, el propio Lope de Vega tuvo una, pero las autoridades, conocedoras del ingenio nacional, lo pillaron en una de sus inspecciones.
Después echamos por la calle Príncipe Anglona, desde cuyo extremo se divisaba la torre de la iglesia de San Pedro el Viejo. Otro de los templos más antiguos de la ciudad. Su torre data del siglo XIV, con toques de arte mudéjar como las herraduras, y es lo más antiguo que conserva el templo. El resto de la edificación data del siglo XVII y ha sufrido varias reformas. En su interior guarda la talla de Jesús el Pobre, de las más veneradas por los madrileños y que para ser procesionada tiene que ser sacada con los portapasos de rodillas por problemas de tamaño —como cartagenero los entiendo—.
Continuando por la calle Nuncio llegamos a la plaza de Puerta Cerrada, llamada así porque allí se encontraba otra de las puertas de la ciudad, que apodaron de esta manera debido a su cierre cada noche, como medida contra los robos que abundaban en la zona.
En este punto de la visita también pudimos leer el lema de Madrid: «Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son». Y además surgió la cuestión del origen del término gato para los madrileños con los ocho abuelos de Madrid:
- Una de las teorías apunta a que para la reconquista de Mayrit trepó por las murallas un hombre con bastante habilidad para la escalada, que desde el interior abrió una de las puertas y que esto permitió que los cristianos entrasen. Posteriormente este hombre cogió gato por apellido debido a su don y tuvo un gran linaje.
- Según otra teoría, los madrileños eran un pueblo al que se le daba muy bien la escalada y gracias a lo cual ayudó en la reconquista trepando las murallas del enemigo. Algo que se le dio tan bien que acabaron siendo apodados gatos.
Reanudamos la visita llegando a la calle Mayor y bajando hasta la plaza de la Villa, para centrarnos en la Casa Lujanes y su torre con ventanas de herradura. Esta casa data del siglo XV y está considerada la edificación civil más antigua de Madrid. En la imagen falta la puerta más meridional, que es la más antigua de las tres que conserva la casa en esta fachada. Como anécdota cabe reseñar que Francisco I de Francia permaneció preso aquí en tiempos de Carlos I y que ello propició una situación curiosa debido al gran orgullo que tenía el francés. Carlos I quería que Francisco I de Francia inclinase la cabeza en señal de saludo, pero el segundo se negaba, de manera que Carlos I ordenó rebajar el dintel de la puerta de salida para que el francés no tuviera más remedio que inclinar la cabeza para poder pasar. Sin embargo, cuando Francisco I se encontró el dintel rápidamente se puso de espaldas, se inclinó y salió en esa postura ante los nobles de Castilla.
Antes de encaminar la recta final hacia la visita guiada, pasamos por la iglesia de San Nicolás de Bari, otra de las más antiguas de la ciudad. Su torre, la parte más antigua de la edificación, cuenta también con influencia mudéjar y se cree que en un origen pudo ser un minarete árabe, aunque sufrió una gran restauración al perder el campanario su cubierta original de cuatro vertientes y teja árabe. La portada es del siglo XVIII y actualmente el templo es parroquia de la comunidad italiana en Madrid. Durante este mes de diciembre hay instalado en el interior un mercado navideño con productos italianos.
Por último fuimos a terminar la visita cerca de la Catedral de la Almudena. En frente se encuentran los restos de la muralla musulmana de Mayrit, en la cuesta de la Vega. Aunque con las torres ya inexistentes, en los restos de la muralla se puede llegar a apreciar por la base que tenían estas, que eran torres de forma cuadrada, a diferencia de las cristianas que eran redondas —mejores contra los ataques—. Por las inmediaciones de la pasarela se encuentra un croquis que representa qué partes de la ciudad englobaban tanto la muralla musulmana como la cristiana.
Una visita muy recomendable con la que está garantizado que todo asistente aprenderá algo que desconocía de la ciudad. Más antigua de lo que parece.