Hoy me he acordado del documental La última cima mientras leía una entrada en el blog Vamos Tirando sobre Vicente del Bosque, su hijo y el aborto. Y es que es de esas producciones que o te parecen estupendas o te resultan un pelmazo. En mi caso me gustó bastante. La vi entre semana a primeros de mes, con cuatro gatos que éramos en la sala y rodeados de gente en edad de tener nietos, pero mereció la pena hacer el hueco aquella tarde.
El documental dirigido por Juan Manuel Cotelo trata sobre la vida de Pablo Domínguez, un sacerdote madrileño que falleció en febrero del año pasado a los cuarenta y dos años al descender del Moncayo junto con una amiga. Reconozco que sorprende la realización de un documental sobre un cura que no desprestigia su dedicación, ni abusa de menores, preside movimientos elitistas, estafa, etc. Cuenta la vida de un sacerdote llamado Pablo como los ha habido sobre la vida de Félix Rodríguez de la Fuente, Juan Carlos I o Adolfo Suarez, aunque en este caso el protagonista no haya hecho de cara a los medios de comunicación grandes logros, pero sí ayudado a todo aquel que se le ha acercado. Un cura normal que escucharlo te llena de vitalidad.
A lo largo del documental van apareciendo grabaciones de él en conferencias y entrevistas, así como amigos y familiares que lo recuerdan con anécdotas y situaciones difíciles. Todos coinciden en que no parecía el concepto de sacerdote que normalmente tenemos grabado en la mente, que su generosidad no tenía límites y que sacaba tiempo para todo. Y en entre las historias que cuentan hay una relacionada con un embarazo muy emocionante.
Yo mismo he conocido a muchos curas, cada uno de una manera, con sus defectos y virtudes. Son personas. E invito a quien esté harto ya de leer críticas negativas sobre la Iglesia, como si todos los curas fueran malas personas, a que vea este documental que demuestra que generalizar es un error. Como resumen en la película, «es un buen cura».
PD: hablar de cine no es lo mío 😛
¡Gracias por la cita!