Responsabilidad política

Como diría Clint Eastwood en el papel del Sargento de Artillería Thomas Highway, en El Sargento de Hierro: «con el debido respeto, señor, se me están empezando a inflar los cojones». Película llena de frases que te dan fuerzas para empezar bien el día. Pero alguien debiera de decirle esto a los políticos, sin armas ni violencia por supuesto, sobre todo a los que hacen mal su trabajo. Y aquí es a donde quería llegar.

Cualquier profesional que haga mal su trabajo suele tener su castigo. No se le flagela ni se le insulta, que somos una sociedad civilizada salvo por alguna fauna humana que parece más animal que inteligente a golpe de sellos de oro, pero se le reduce el sueldo, se despide, se releva, se suspende,.. E incluso se le puede exigir una indemnización y/o cárcel. Arquitectos, ingenieros, médicos, policías, jueces, abogados, repartidores, periodistas,.. ¡Pero que nadie toque a los políticos! Una clase especial donde las haya que puesta a tener privilegios hasta parece exenta de responsabilidad aunque no haga bien su trabajo. De vez en cuando la Justicia la pilla, pero muy pocas.

Mucho pedir austeridad, generosidad y solidaridad entre subvención y despilfarro. Una aparente solidaridad y no la de corazón, la de verdad, la que se hace sin ponerse la medalla. El tema de estos días es esa según unos sí, según otros no, subida de impuestos pero no a las clases medias. ¿Eso incluye por ejemplo a las famosas SICAV, que tributan al 1%, donde hay tanto ricachón con el dinero escondido? ¿Incluye que sus Señorías de nuestras Cortes estatales y autonómicas además de alcaldes, consejeros y directores generales, viajen compartiendo con sus exquisitos traseros la práctica y a extinguir Citroën C15, o Mercedes Vito por eso de que gustan de ciertas marcas y caben más? Los políticos seguirán haciendo lo que les dé la gana, porque aunque mientan y despilfarren en ayudas de cuestionable necesidad y/o destino seguirán tan campantes en su puesto hasta las próximas elecciones, como poco, y eso los que son a dedo por las urnas y no por una mano amiga.

Que alguien los audite ya, Gobierno incluido como reflexionó Senovilla, porque en este asunto tendría el Ministerio de Igual-da una encomiable y meritoria labor con la que de verdad igualarnos unos a otros, pero eso no molaría entre sus coleguillas…

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