Talla grande, ande o no ande

Eso creo que deben de pensar la mayoría de mis seres queridos, recíprocamente espero, cada vez que estos me regalan algo relacionado con la vestimenta. No importa si se trata de camisas, pantalones, zapatillas,.. La prenda es indistinta porque lo que ante todo buscan es que sea grande para alguien alto. ¿Pero cuánto es grande? ¿lo mismo que alto? ¿hay relación entre altura y grosor?

No me considero alguien gigante, aunque obviamente mis ciento ochenta y algo centímetros de estatura comparados con los ciento veintinueve de mi paisana la chiqui pueden hacer que lo parezca. Pero sobre todo la gente me dice que estoy delgado, porque yo sé bien donde tengo que guardar la chicha —chiste malo— y sin embargo a la hora de escoger tallas buscan una grande. De la L para la XL a ser posible. ¿Y cómo esperan que rellene yo eso? Un misterio. Si Dios no me ha dado una barriga cervecera ni unas espaldas de nadador no puedo hacer nada. Como decía mi abuelo de Balsicas «de donde no hay no sé pue sacar».

A quien le pase esto sabe de lo que me hablo. Y no es que no agradezca los regalos, que yo encantado del detalle, pero a veces me da pena probarme una camiseta con toda la ilusión del que la regala y que éste vea cómo me queda como una saya y que de nada le sirvieron sus dudas entre la L o la XL. Nadie nace con manual. 😆

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *