Hace más quien quiere

Que cierta es esa conocida frase de «hace más quien quiere que quien puede». Y es que para mí el querer hacer algo ya no es establecerse unas prioridades y desatender unas cosas en virtud de otras, es también cuestión de saber compaginarlas para atender si es posible a todos los menesteres.

Creo que en la sociedad actual esto se da cada vez con más frecuencia. Vamos a lo nuestro. Hacemos mil y una promesas a mucha gente que nosotros mismos sabemos que no vamos a dar abasto a cumplir. Nos cruzamos con amigos que hace meses, o incluso años, que no vemos por la calle y casi siempre intercambiamos esas frases del estilo «ya te llamo y te digo algo». Bien porque nos hayan pedido algún favor o porque simplemente nos hayan comentado que a ver si nos vemos para tomar algo, pero sea uno u otro motivo solemos dejarlo en el olvido.

Sin embargo, y también tiene relación con el hoy en día, también vamos descuidando hasta la gente de nuestro entorno, la más cercana a nosotros, incluso a la familia. Y es que también sucede que conforme más confianza tenemos con la gente más le fallamos. El típico buen amigo que se ha tenido que marchar fuera a estudiar o trabajar, o de estancia de Erasmus, al que le prometemos que iremos a verlo, que le escribiremos por Internet, que charlaremos por Skype,.. Para luego no volver apenas a saber de él hasta que vuelva. Pero la verdad es que nos sucede hasta, como he dicho, con quien tenemos cerca, que lo vamos descuidando, vamos prolongando en el tiempo las promesas y al final descuidamos demasiado sin darnos cuenta.

Y como siempre, que soy muy explayado hablando, todas estas líneas se pueden resumir en una frase que me dijeron hace años:

Las personas son como las plantas, hay que regarlas o se nos secan.

María Pilar, alias «Pi».

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