Malvariche es para mí quizás de los lugares más especiales de Sierra Espuña. En pleno corazón de la sierra es un lugar que siempre remansa paz, donde parece que el tiempo y a veces incluso el viento se detienen, a pesar de que a diario haya animales que se la juegan.
Llevaba algún que otro año sin ir y se nos ocurrió probar una manera que yo no conocía, partir de los Pozos de la Nieve como en otras ocasiones, pero dando un atrevido rodeo por El Bosque. Si bien no es tan corto como acceder y volver por el Norte desde la Casa del Calderero, tampoco es tanta paliza como la vuelta por el pico Malvariche, a pesar de que la subida al Cerro de Piedras Blancas conlleva andar monte a través sin senda alguna.
Dejamos el coche en el aparcamiento cercano a los Pozos de la Nieve, junto al Collado Mangueta, un buen sitio desde el que comenzar y echar a andar en dirección concretamente hacia los Pozos de Murcia. Con respecto a estos, no están tan restaurados como los de Cartagena, pero si nunca se han visitado merece la pena dedicarles un tiempo.
Posteriormente descendimos por Los Carrascales en dirección hacia el Collado Blanco, desde donde se puede divisar el Barranco de Leiva a un lado, con sus paredes tan conocidas para cualquier aficionado a la escalada, y Prado Mayor a otro, con las casas que quedan en pie y donde según el momento quizás nos crucemos con alguien que hace años decidió mudarse al lugar. Desde Collado Blanco continuamos descendiendo hacia Fuente Blanca, donde el agua no parecía congelada, aunque por tratarse de enero estaba bastante fresca.
En Prado Mayor, además de cruzarnos con un residente permanente, fue donde esta ruta se separó con respecto a otras para ir a Malvariche. De hecho, una variante para los menos aventureros es bajar directamente dirección Malvariche por el Barranco de los Saltadores. Pero en nuestro caso echamos a andar hacia arriba por el Cabezo del Sopalmo, monte a través paralelos a la valla que además de proteger a los animales separa los términos municipales de Mula y Totana, con la intención de llegar al Cerro de Piedras Blancas o pico de El Bosque, remontando hacia la Cuerda de los Carrascales y cuidando de no perder altura hasta llegar al picacho en cuestión.
El Cerro de Piedras Blancas resultó ser un buen lugar donde hacer parada para un avituallamiento con unas vistas privilegiadas hacia Pliego y hacia el Valle de Malvariche (al inicio de este texto). Sin olvidar ponerse un tanto resguardado, que nos tocó un día ventoso.
Acto seguido nos tocó comenzar a bajar hacia Malvariche, atravesando la Loma de la Solana de Malvariche, zigzagueando entre algunas pedreras y guardando algo de concentración para evitar resbalones que vayan más allá de un susto. Por la parte superior de la loma fue fácil encontrarse con algunas rocas que parecían hitos que hubieran sido puestos por la mano del hombre.
Una vez en Malvariche, depende la época del año, se pueden llegar a encontrar pozas con agua donde algún valiente se bañe por su cuenta y riesgo o contemplar los almendros en flor. En nuestro caso tocaron almendros en flor. No obstante, para lo que seguro que es un buen sitio, indistintamente de la época, es para descansar un rato y reponer fuerzas disfrutando de su calma y las vistas (así lo hicimos). Pero ojo, sin empacharse, porque para volver todo lo que queda ya es cuesta arriba…
La vuelta la realizamos como en otras ocasiones, bordeando el Barranco de Malvariche en dirección hacia el Este por una senda hasta llegar a Prado Mayor. Si bien es cierto que a la vuelta nos desviamos a remontar el Barranco de la Hoz sin acercarnos a Fuente Blanca, ésta queda cerca y puede ser aprovechada para reponer agua si es necesario (nunca me ha dado problemas, pero según el cartel su agua no es potable).
En cuanto a remontar el Barranco de la Hoz para volver al comienzo tuvimos que prestar especial atención a dos puntos importantes:
- Primero, una breve trepada haciendo uso de un cable instalado con bastante solera y algún clavo suelto. Aunque si no nos parece seguro, la zona se puede lograr bordear penalizando el tiempo.
- Segundo, al llegar a la altura de El Manzanillo tuvimos que coger un cortafuegos que nos condujo hacia el Collado Mangueta, muy cerca del lugar de partida de la ruta. Pero es fácil que pase desapercibido entre la vegetación y los hitos con los que nos fuimos encontrando. Me hizo gracia esta estampa del hito con el EVA-13 de fondo, cuyo lema es «nos la jugamos».
Como comentaba al inicio, es una ruta en esfuerzo casi comparable a su variante de bajar por el Collado Mangueta y volver por el Morrón de Arriba o pico Malvariche. Pero tampoco olvidemos que parte del encanto de la sierra es inventar una ruta interesante sobre el mapa, aprovisionarse e identificar los puntos sobre el terreno.