Pocas personas parecen saber que una cueva de Sierra Espuña forma parte del Patrimonio Mundial, concretamente del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. Una de las llamadas Cuevas de la Plata contiene varios trazos que parecen sugerir la presencia de una embarcación.
El Parque Regional de Sierra Espuña suele ser más conocido por su fauna, la reforestación liderada por Ricardo Codorníu o las paredes del Barranco de Leiva repletas de clavos y tornillos de escalada. Pero también cuenta con lugares de interés geológico como cavidades subterráneas y restos de la actividad minera que antaño tuvo, pozos de nieve e incluso pinturas rupestres.
En las faldas de uno de los principales macizos de la sierra, el Pedro López (1568m), se encuentran varios abrigos —Cuevas de Plata— que fueron utilizados por los pastores como refugio, como por ejemplo uno que aún conserva unos muros de piedra y puerta de madera a modo de corral. Y concretamente en esta cueva se conservan unas pinturas rupestres de aproximadamente tres metros de longitud, con trazos lineales gruesos de difícil interpretación a ojos de la mayoría, pero de los que ya hay artículos que apuntan a que podrían representar un barco minoico datado en torno al 1500 aC, de cuando se produjeron los primeros contactos de las grandes civilizaciones del Mediterráneo oriental con los habitantes de la Península.
En las paredes donde están los trazos se aprecian también unas franjas de color negro que a simple vista podrían parecer restos de fuegos que antaño se hicieran. Aunque no serían estos la única amenaza para la conservación de las pinturas, pues se encuentran también próximas a una grieta de la cueva por la que en caso de lluvia entrará agua.
Actualmente, además de la consideración de la UNESCO, estas pinturas también están amparadas por la Ley del Patrimonio Histórico Español. Aunque de momento no cuentan con señalización alguna, carteles explicativos ni cerramiento más allá de la protección que la propia cueva y muros del corral puedan ofrecerles.
La cueva en cuestión se encuentra concretamente cerca de la orilla del camino del Pinillo, a pocos minutos de la Casa Nueva y con unas buenas vistas de la Sierra de las Cabras. En su interior tiene un fondo bastante hermoso que a más de un montañero puede crearle antojo de refugiarse en ella alguna noche de tormenta.
A la zona se puede llegar desde varios lugares. En el caso de senderistas puede resultar interesante partir desde el Collado Pilón —unas cuatro horas— [track en Wikiloc], que además tiene un pequeño aparcamiento, en dirección a la Casa Forestal de la Carrasca. Junto a esta casa hay una fuente, que aunque no señalizada, puede ser útil para quien la conozca y no desconfíe del frescor ni la cal del agua de la mina. Posteriormente hay que continuar hacia el Oeste, en dirección Collado del Humero, ya sea siguiendo la pista o atajando por sendas. Y poco antes de llegar a la Casa Nueva hay que estar atento a las faldas del Pedro López, por donde se divisarán los muros del corral que protege a la cueva en cuestión. La vuelta puede hacerse por el lugar de la ida.
Fuentes:
- Rock Art of the Mediterranean Basin on the Iberian Peninsula [UNESCO World Heritage Centre].
- Cueva de la Plata [Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica].
- Guía geológica del Parque Regional de Sierra Espuña [CARM].
- El patrimonio mundial más extenso sopla velas [La Verdad].