Existe en la sociedad una gran cantidad de personas que creen que el teléfono móvil apagado sigue emitiendo, radiando como sería más correcto decir. Pero esto es falso, salvo que el dispositivo lleve GPS y E911 donde ya la cosa «dicen» que cambia o implemente un sistema de carga de la radiación ambiental como Nokia pretende que aún está por ver. Pero estas cosas no son el caso de España.
Los teléfonos móviles cuando se apagan dejan de recibir energía de la batería, salvo su reloj que además de guardar la hora permite que la alarma pueda funcionar correctamente y ya depende de si tienen una pequeña batería interna —como la famosa pila de los ordenadores— o no para que si se le quita la batería unos instantes pierda la hora o no. Pero su sistema de comunicación no recibe alimentación. No envía señal, no radia, siempre que confiemos en los fabricantes y dejemos al margen las teorías paranoicas de alguna gente que me creeré cuando me lo demuestren empíricamente.
Así que a la hora de dormir, por ejemplo, si el terminal está apagado da lo mismo que lo dejemos en la otra punta de la casa que en la mesita de noche porque lo usemos de despertador. Hay quien dice que hay teléfonos con alarma que sólo funciona si están encendidos, pero yo nunca me he topado con el caso.
De todas formas quien no se fíe y no lo use de despertador siempre puede quitarle la batería al teléfono e incluso meterlo en una jaula de Faraday.
Imagen → Flickr de Sothiopental