Podría parecer el título de un manual de la clandestinidad del agua, pero es lo que la administración está intentando hacer con pozos privados. Y es que los otros días preguntaron por si podían analizar la calidad del agua de un pozo de alguien que conozco, un pozo que la propia administración no quiere legalizar.
Hace ya un buen tiempo que los propietarios del terreno en el que está el pozo, a la vista de que había un pozo, intentaron legalizarlo para poder usarlo, pero ante la negativa a legalizarlo de la administración pues decidieron no probar a usarlo y no cometer ilegalidades. Normal, y más en una región como la murciana en la que con el agua no se juega. Pero ahora que está de moda esto de evitar las restricciones a toda costa, aunque sea con agua que no la quieren ni las ranas -como dice un dicho popular-, la administración intenta sacar agua de cualquier lugar. Es por ello que hace poco contactaron con los propietarios de este pozo del que hablo, para preguntarles si podían ir a hacer unas pruebas de la calidad del agua del pozo, a lo que por supuesto se negaron, porque si el pozo es ilegal es ilegal y no se usa
Y me pregunto yo, y los propietarios del pozo, que entonces para qué querrán hacer analíticas al agua, ya que según la administración hay escasez de agua, los acuíferos se secan, el subsuelo se puede hundir.. no se puede permitir la creación de nuevos pozos ni volver a poner en uso los usados antiguamente. Cada uno que piense lo que quiera, pero yo cada vez estoy más convencido de que hacen con el Levante todo lo posible, incluso aunque sea dejar todos los acuíferos secos, con tal de evitar construir un transvase del Ebro hacia abajo. Y claro, mientras no haya cortes de agua la población contenta, una poca cantidad intrigada por los sabores raros que hecha el agua y unos cuantos, en aumento, pasándose a consumir agua embotelleada. Pero así todos felices, unos engañados con agua cada vez peor, otros hinchándose los bolsillos vendiendo agua embotellada y uno consiguiendo apoyos para poder gobernar.