Lo prometido era deuda y al menos al segundo fin de semana de fiestas no se podía faltar ―aunque alguno se escaqueó ¬¬―. Nada más llegar el Viernes por la tarde manos a la obra con el asunto de las migas, recoger el condumio de la cola ―que para variar vino y leña no les quedaba― y echar hacia el Mercadona a comprar porque con lo que nos dieron no teníamos suficiente. Ya después, con el buche bien lleno de harina, nos fuimos hacia las carpas para ver la fiesta que había por allí, que con lo que habíamos cenado llevábamos energía para rato.
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El Sábado ya fue algo más soso, sin migas se notó el asunto de la cena y no tuvimos tantas energías por las carpas, que de hecho luego hubo que hacer almuerzo pre-acostarse con buenos embutidos de la zona, como tiene que ser. Nos llamó la atención, además de los típicos jakers de la noche que en todo evento siempre hay, el hecho de que unos cuantos chavales se juntaron para vender unos bocadillos y botellines de agua por 1,5€, todo montado sobre una mesa de camping. Para que luego se diga que la gente no tiene afán emprendedor, que para el año que viene ya estaban planeando montar un puesto que pueda dar cobertura a más gente.
El Domingo y el Lunes más de lo mismo, feria de día y feria de noche, con visitas a nuestro local favorito, del que parece que fueramos accionistas ―el Zeppelin, que ya podría haber en Cartagena locales como este―. Aunque el Lunes la fiesta estuvo más floja que los días anteriores, a pesar de que en Alhama el Martes era festivo.
En fin, ojalá podamos arrejuntarnos muchos años más para estas fiestas 😀