La moda del prohibir

Es frecuente en los últimos tiempos escuchar en boca de cualquiera que «nos lo quieren prohibir todo», que «el Gobierno nos lo quiere controlar todo» y frases similares. Y en honor a la verdad creo que gran parte de culpa de tanta prohibición es nuestra, pero en España la afición nacional número uno de criticar nos impide darnos cuenta.

Por ejemplo, lo más comentado en estas semanas es el asunto de la ley contra el tabaco. Servidor es el primero en ponerse de mala sombra cuando las personas de entornos cercanos fuman en tu propia cara y encima se indignan si se les rechista. Ya saben, la confianza da asco y los vicios es lo que tiene. Pero de que los políticos pretendan que no se pueda fumar en ningún bar también tenemos parte de culpa los que no fumamos, porque no nos movemos ni los políticos tampoco por incentivar que haya bares en los que no se pueda fumar. Igual que hay locales en los que no te dejan entrar por ir con zapatillas o en chándal, pues que te echen si te pillan fumando. Lo que pasa que tal cual somos un empresario tiene que tener agallas para montar un bar en el que no se permita fumar, y encima con los tiempos que corren en el bolsillo. Además de los amigos que todos tenemos a los que el vicio les puede, aunque ello perjudique a sus amigos obligándoles a tragarse su humo y el de los demás que estén fumando en el local.

A mi me gustan las mujeres y no por ello trato de restregarme con cualquier amiga. Me gusta el sabor de la ginebra y no por ello cuando hacemos algún guateque obligo a todos a que se la tengan que echar al galillo. Odio el reggaeton —refregón— y demás pachangueo y no por ello sólo salgo si a donde vamos pinchan con vinilos temas de electrónica. Y así con mil cosas más.

Pero entonces ¿por qué tengo que estar tragándome el humo de los bares y salir a veces de ellos con los ojos llorando? Porque no tenemos educación. E igual que con el tema del tabaco está pasando parecido con la religión, la bollería, los radares y demás. Que la combinación de políticos sin preparación y la falta de educación y valores por parte de todos cada vez ocasiona que se saquen más leyes que no tendrían porqué ser necesarias. Mande la izquierda, la derecha o el centro. Pero es que ya parece que si no hay una ley que prohíba que yo le pegue al primero que me cruce por la calle pues somos catetos y salvajes y lo hacemos. Así que tenemos lo que nos merecemos.

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