[Post-party] MTV Murcia Night

MTV Murcia NightY ya se pasó la fiesta. Que si bien empezaba con la polémica de mis paisanos cantonalistas y los problemas que con cierta frecuencia genera el hecho de que la Región lleve por nombre el de cuya capital, no es que transcurriera el evento de una manera ejemplar.

A la entrada unos cuantos chavales recios de camiseta negra ajustada, marcando su esmerada dedicación en los gimnasios, que según quien fuera a entrar se comportaban con algunos modales nada ejemplares. Claro, si es que aunque estuvieran en plan seguridad no son policías ni se les ha insistido de igual manera en el respeto y formas de tratar a la gente. Decían por ejemplo que nada de botellines ni botellas de plástico cerradas, que había que quitar el tapón y tirarlo a unos contenedores que había a la entrada. Bien por su ecologismo, pero mal porque según qué gente no la registraban bien y entraban botellas hasta de cristal y de lo contrario a otra gente casi la cacheaban.

Después de ellos hacían aparición unos guardias, con vestimenta distinta, más al estilo de guardias jurados, que al menos en lo que a mi se refiere me trataron de manera más cortés y coherente que los que estaban en primera línea. Pero no muy lejos de estos guardias hicieron aparición unos seres incordiantes.

Se ve que había rebajas de máquinas de fumigar en Leroy Merlín, sobraba el agua esa noche en Cartagena, se les había olvidado regar el césped el día que tocaba, vieron a la gente sucia, echaban Zotal diluido con mucha agua para disimular la olor y liquidar a las posibles pulgas, tenían ganas de que lloviese,.. Pero el caso es que al poco de entrar te sorprendían unas personas que solían ir en parejas vestidas de negro y con una máquina de fumigar colgada a los hombros, que te sonreían mientras te tiraban agua con la maquinita. Con la de márgenes que hay en las carreteras llenos de hierbas que molestan y tuvieron que reclutar a gente para ir fumigando a la gente que iba al concierto. Y molestaban, a poca gente vi sonreirles después de que la mojasen, porque no era lo mismo que el chorro de una manguera pero si estabas con el móvil en la mano, haciendo una foto con una cámara buena o llevabas gafas de vista pues no te hacían puñetera gracia. De hecho a más de uno vi en situación delicada con algún que otro ciudadano que parecía tener ganas de soltarle una torta. Espero que les pagasen una pasta a los chavales que hacían esto —seguro que pagaron cuatro perras—.

Seguimos avanzando, esquivando en la medida de lo posible a esos felicianos que fumigaban personas, y pasamos cerca de las barras. Iban por tickets, es lo primero que vimos, vale, se supone que para asegurarse el que las hubiera cogido de que allí se hicieran las menos invitaciones posibles de camareros a amigotes que pasasen por allí. Sin embargo el cartel de precios no acompañaba mucho a consumir. Tres euros por una caña de cerveza, siete o así si la querías en vaso de mini, cinco euros por un bocadillo y de cubalibres no lo vi pero parece ser que costaban lo que viene siendo la entrada a El Zeta un sábado de estos. Precios tan caros y aún así la cerveza se agotó en torno a las once de la noche. Con esos precios lo mismo es que esperaban agotar primero los cubalibres.

Avanzamos un poco más, nos sentamos en el suelo rodeados de algún tarado que parecía que no hubiera visto el césped en su vida, tirándose al suelo y arrancándolo con las manos mientras sus amigos lo hacían rodar, y pronto apareció Second precedido por el presentador de la noche que seguro que fue el mejor pagado en comparación con el poco tiempo que trabajó, menos de un minuto entre artista y artista.

Aunque a Second sólo lo había visto una vez, hace ya más de un año que vengo escuchando temas suyos de cuando en cuando, y a pesar de no tener una voz especialmente de mi agrado, porque hoy en día la moda es cantar sin tener una voz potente, se escuchaban raros. La voz del cantante parecía que se desvanecía cada vez que abría la boca. Empezaba fuerte y costaba entender el final de cada verso. Pero pensé que es que lo mismo era ahora la moda cantar así, y que en su cambio a cantar en español se habían sumado a ella. Estuvieron en torno a una hora actuando.

Hubo un parón de un rato y entonces cuando la gente no sabía ya como apretujarse más junto al escenario hizo aparición Placebo. Una banda desconocida para unos y demasiado conocida para otros. Había gente que vino de lejos por ellos. Llamaban la atención por sus vestimentas y flequillos largos sobre la cabeza rapada. Un tipo de flequillo que se está convirtiendo en característico de los artistas que cobran caro. Yo no los conocía y sigo durmiendo igual cada noche, pero hubo mucha gente que se fue muy decepcionada. Estos señores tocaron algo y se salieron del escenario, algo de problemas técnicos alegaron. Volvieron, tocaron algo más y se volvieron a ir del escenario. Creo que lo intentaron hasta una tercera vez, pero no había manera. Tenían un problema con el pedal del bajo y a partir de aquí nace la polémica que es la comidilla de estos días. Una gente dice que es que uno del grupo iba pasado de droga y que no quisieron aceptar el ofrecimiento de Juan Aguirre —no se refieren al batería que es quien más sospechoso de drogas me pareció a mi—, y los fans de Placebo se reafirman en decir en los comentarios que el problema de que Placebo se marchase por detrás de el escenario y sin despedida fue de la organización del evento y de la MTV que no estuvieron a la altura con el sonido —recuerdo que Second no se escuchaba de perlas—. Me importa un pito si la culpa fue de organización o del grupo, pero yo he visto a artistas de más renombre y caché, que se pueden permitir mayores aires de grandeza que estos, acabar los conciertos frente a problemas con algún instrumento o porque se les haya perdido su maleta de discos. Ahí ya la profesionalidad de cada músico y el concepto de ella que tenga cada cual.

Hubo otro parón, más largo que el anterior entre Second y Placebo, y entonces hizo aparición Amaral, quien desde luego animó la noche y trató de reflotar la pésima imagen que acababan de dar la organización y Placebo. Esta mujer pareció una polvorilla, sacando una fuerza increíble en cada canción, muy animada, la más simpática con el público, la que más habló entre canción y canción y que encima tuvo el detalle de sacar en una de sus canciones a Alondra Bentley, una chica afincada en Murcia que aunque no la conocía me pareció muy bonito el gesto por parte del grupo Amaral.

Y ya después tocó el turno de los deejays. De ellos sólo puedo hablar del primero al que le tocaba, James Lavelle, al que intentamos escuchar pero nuestros gustos no tuvieron la paciencia suficiente. Un artista que según la publicidad de MTV pinchaba breakbeat pero que en la práctica, al menos la primera media hora, fue todo un muermo. Unas canciones en plan imitando al estilo new age pero creo que con menos fuste que el de otros tantos artistas propios de este último estilo. No sé si es que el hombre se pensó que aquello era un after hours y estaba clausurando él la fiesta, se equivocó en el orden del set y empezó con los temas calmados propios de un final más que de un comienzo, tenía estropeado el ajuste del pitch,.. Pero traer a un deejay de fuera con un nombre que no suene a la gente del lugar siempre parece que queda más prestigioso que escoger a alguien de la zona o incluso a alguno del resto de España de igual o hasta mayor fama internacional. Seguro que alguien tipo Berto Mené, Bertech o Dubpaper hubiera estado encantado de actuar y por mucho menos dinero, además de con el compromiso de querer quedar genial frente a gente de aquí, de sus zonas frecuentes. No tengo ni idea de qué tal estuvo la actuación de James Murphy pero casi seguro que el tal Lavelle se lo puso muy fácil para sorprender a los pacientes que aún estuvieran por allí cuando acabase su set el primer James.

Con ese más de un millón de euros que se gastó la Consejería de Cultura y Turismo espero que la Región quedase lo mejor promocionada posible en todo el mundo, porque para mi ese dinero habría estado mejor invertido en ayudar a limpiar unas cuantas playas de la Región como es debido, sobre todo en estos tiempos de presunta «austeridad» que corren, y el que hubiera querido marcha hubiera pagado una entrada. Que además quejarse de cosas como lo que pasó con Placebo da mucho más gusto y derechos cuando se ha pagado una entrada. 😆

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