Son mujeres, idiotas

Tengo un grupo de amigos del que siempre me ha gustado el uso justo y de poder que le otorgan a la palabra mujeres. No sé si es el tono en el que la pronuncian o las circunstancias, pero siempre suena como tiene que sonar. Con respeto y con admiración. Ya la utilicen en singular o plural.

También hay círculos que se refieren a ella o a ellas como payas, zorras, nenas y algunos ni las mentan porque les temen por alguna experiencia negativa. Pero suele coincidir que los del grupo anterior se comen más torraos que los del resto, y no es de extrañar a pesar de que los modernos, horteras o trasnochados aumentan cada día.

De vez en cuando algunas amigas me comentan sus desavenencias con el mundo masculino y lo hartas que acaban de nosotros. Ellas en realidad saben que en el mar de los solteros hay género de todos los gustos, igual que reconocen que a la mayoría les suelen gustar de los ejemplares que menos hay. Al menos en sus caladeros.

Sin embargo, al margen de cómo vayamos, seamos, parezcamos, digamos, etc, más vale ser naturales y tener presente lo de que en el término medio está la virtud. De lo contrario, si intentamos engañarlas se darán cuenta. Según las neuronas y lo peleadas que puedan estar entre sí tardarán cinco segundos, horas, semanas, meses o años. Pero lo descubrirán.

Las aficiones suelen estar muy bien como tema de conversación, con mesura. Hay quien se obsesiona —también ellas— con buscar con quien compartir gran cantidad de ellas. Tanto que en la primera cita llega y las suelta todas de golpe —aunque ella ya las pueda saber si viene de Internet— sin importarle apenas lo que a ella le guste o si sus ojos le están diciendo que se calle de una vez. Nos pueden encantar los videojuegos, las cartas de orcos, la programación, los toros, la música cuentapenas, la lectura en arameo,.. Pero no seamos cansinos ni hablemos de las aficiones con vergüenza ni pedantería, porque podemos demostrar avergonzarnos en parte de lo que os gusta y un día ellas podrían creer que de ellas también nos avergonzamos.

Los defectos son aquello que nos hace diferentes, dicen las que intentan consolarnos. En gran parte es cierto. Pero lo mejor es no acomplejarse ni ocultarlos y llevarlos con naturalidad. Ellas tienen los mismos sentidos que nosotros pero también defectos. Un diente mellado, una madre celosa, el unicejo, las orejas de soplillo, el barrigón, pitocorto,.. Nadie es perfecto. Y además los hay que tienen un pesimismo un tanto exagerado. Cada uno es como es, valga la redundancia. Llevarlos con naturalidad es mejor y más sano para nosotros de lo que podemos imaginar. Tendremos mejor salud mental, ellas la percibirán, la asimilarán como que les damos seguridad y eso les encantará.

El figureo o postureo puede llegar a considerarse como un tipo de chulería, pero de la mala o incluso de la cutre, no de la de George Clooney en la saga de Ocean’s. Más vale tener muchas camisas de marca la pava, limpias y cuidadas, de nuestra talla, planchadas y con su toque de toke si lo han necesitado, que cuatro de la marca del lagarto arrugadas, de tallas erróneas, que parezcan compradas en Prenatal, con el cuello desgastado, de nuestros sucesores o con ligero toque… marrón. Si en las primeras citas repetimos camisa lo notarán, y salvo que sea porque tengamos indicios muy evidentes de que les ha encantado esa en concreto, podrán pensar que somos unos descuidados, que somos así de simples como ellas suelen decir en sus conversaciones de humor o que incluso las demás están en peor estado. Esto mismo es extrapolable al resto del armario, el zapatero, el garaje, el frigorífico, la filmoteca,.. Que lo que tengamos se note que sabemos tenerlo, usarlo y disfrutarlo. Y por favor, si usamos traje nada de unos mocasines.

El saber estar cómodo y educado a la vez puede ser incompatible. Cada momento tiene su postura, pero hay que intentarlo y entrenarlo. Tengo amigos que son unos auténticos profesionales de la estratega en evitar todo tipo de situaciones que puedan tener que hacerles sonreír sin tener gana, por ejemplo, aunque tampoco es plan de eso. Tenemos que buscar un término medio, sí, aquí también, sin avergonzarnos de cómo somos pero tampoco sin molestar en exceso. Si sabemos que desprendemos peste a fritanga, pasamos antes por casa y metemos la ropa en la lavadora, con nosotros de paso. Si tenemos unos amigos que ven en el sexo opuesto lo mismo que los burros en sus respectivas, pues pensamos un poco el asunto hasta que veamos que hay confianza o incluso hasta el día de la boda, si la hay.  No es dejar de ser naturales, sino no mezclar el tocino con la velocidad.

El saber vestir no es menos importante, sobre todo en los acercamientos, y va ligado en buena parte con el concepto del saber estar y tener cuidado con el figureo. No se trata de ser capaz de aparecer en cualquier evento con los trajes de Robert de Niro en Casino (1995) mientras se demuestra que se está más a gusto que nadie, ni tampoco de entrar en escena para todo con los vaqueros de siempre con el bajo roto, las zapatillas sucias y el jersey lleno de bolas. En esto tampoco hay que olvidar el asunto colonia, porque si nos encanta echarnos el perfume para mujer Angel de Thierry Mugler, aunque sea para mujer, pero es julio, de día y estamos en el hemisferio Norte, nos sacrificamos y buscamos una fragancia alternativa en lugar de marear a la compañía. Y todo esto teniendo en cuenta que tampoco es conveniente parecer que deseamos ser como el sexo contrario, porque a las mujeres que les gustan los hombres les gustan de verdad. Si vamos a usar más cremas, escote o inventos de depilación que ellas no seremos fácilmente santo de su devoción. Pero ojo, que ni tan corto ni tan largo, pues tampoco es plan de llevar al viento pelos de las orejas o la nariz.

El conocimiento y no sólo el de la alineación del Madrid. Cuando hablamos de nuestras aficiones, según las que sean, podemos demostrar un gran conocimiento general, corriente o sospechosamente específico. De la misma manera que hay temas apasionantes que atraen y otros que espantan. Eso es así, nos guste o no. Las temáticas elfos-enanos-trolls o bigdata no suele interesarle a nadie salvo que sea fan. Como tampoco casi ninguna si se cuenta con excesiva altivez. Siempre puede aparecer la típica que dice que le gusta que le impresionen con que el hombre trabaja en alguno muy complejo de entender, pero son las que menos. Ellas quieren compartir y que compartamos con ellas, aprender mutuamente y no sentirse tomadas por tontas. Y esto también es aplicable al sentido más perverso que al lector se le ocurra.

La duda y el desconocimiento pueden ser nuestros mejores aliados o nuestros peores enemigos. No hay que tomarse esto con sinceridad o mentira, sino con pillería, atracción y adicción aplicado con conocimiento de causa, de intención y de conciencia.

Los tiempos y no me refiero a los musicales. Esto es algo que conviene marcar desde el principio y evitar sorpresas. Pero marcar con nuestro día a día, no sacando un contrato a lo Sheldon Lee Cooper. Si somos personas activas y sociables, que nos gusta llevar para adelante nuestros círculos de amigos y aficiones, que no nos podemos estar quietos, etc, conviene que lo hagamos notar. Sin exagerar ni ocultarlo tampoco. Al igual que si somos unos muermos es conveniente que se vaya notando pronto. Pero no en el sentido de no tener ni tema de conversación, por favor. De lo contrario pueden malinterpretarnos, tomarnos por lo que no somos y que tengamos que volver a la vida hurona y misógina, en la que ya hay muchos.

Los retos y las aspiraciones. A la mayoría de personas (creo) nos gustan nuestros semejantes que persiguen objetivos, que luchan, que tienen aspiraciones. Esto también es importante llevarlo con una naturalidad que comienza reconociendo cómo somos. No es un delito ser un muermo que tienen que llevar a remolque o un culo de mal asiento. Pero es bueno que nos sinceremos con nosotros mismos, que nos dejemos descubrir como tal en consecuencia y que tanto con un extremo como con el otro seamos respetuosos. Nada de sentirse superior porque si se nos cae la casa nunca nos vaya a pillar dentro, simplemente tenerlo en cuenta para con quien queramos compartir nuestro tiempo.

Y si has llegado hasta aquí habrás visto que no hay trampa ni cartón ni que no te he dicho nada que ya no supieras. Hay que ser tal cual, sin prejuzgar, sin pensar siempre mal de lo desconocido y sin acomplejarse por nuestros errores, sino aprender de ellos.

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