Siguen cayendo soldados españoles en Afganistán. Esta vez han sido dos, como recoje la noticia de Libertad Digital (el que lo considere una fuente llena de mentiras allá él, a mí las cosas me gustan claras). No obstante otros diarios supuestamente mejores (tipo El País o ABC también recogen la noticia, y se entiende que han sido víctimas de un atentado perfectamente).

Sin entrar en detalles de la noticia, esta vez parece que sí que van a conceder la condecoración con distintivo rojo, porque a los queridos políticos ya se les ha ocurrido la fórmula para dejar a las familias con la pensión de un militar muerto en acto de guerra, pero sin que públicamente parezca que están admitiendo que fuera en guerra. ¡Menos mal!, porque ya era hora de que dejaran de darles la paga correspondiente a las familias, que es lo único del Estado que les va a poder quedar relacionado con su ser querido.

Desde luego que cada vez me da más asco la clase política de este país, con lo que llegan a hacer para obtener votos, prometiendo lo imposible, legislando casi sin saber, intentando politizar hasta la justicia, despilfarrando dinero público a montones, etc. Son todos iguales, y no tienen cojones a admitir que para reconstruir son los albañiles, no los soldados, porque un ingeniero militar no lo mandan a poner antenas de móviles a lo alto de un monte o echarle mortero a la casa, ni un infante de marina, ni un médico, ni un piloto, etc.

Que descansen en paz estos dos valientes, que habrían merecido representar a España con otros subnormales en el poder.