Bueno pues hoy he estado en el Museo Arqueológico Nacional visitando las zonas relativas a Egipto y Grecia y os voy a contar un poco. La idea ha sido de Jaime, un historiador que a menudo ofrece visitas guiadas por Madrid [enlace del evento], que nunca nos decepciona y que siempre logra que aumentemos nuestros conocimientos de una manera bastante amena.
Primero hemos visitado el sector dedicado a Egipto. Cuenta con variedad de amuletos, inscripciones (jeroglíficas, hieráticas y demóticas), vasijas, utensilios de la vida cotidiana, figuras, momias, sarcófagos, vasos canopos,.. Con un detalle del que podemos enorgullecernos, como es el hecho de que la mayoría del material expuesto pertenece a donaciones recibidas por colaborar en investigaciones en el propio Egipto, y no del colonialismo o expolio que exhiben los museos de otros países. Pero Jaime ha querido sobre todo que descubramos otra cara de la civilización.
A menudo, y fundamentalmente motivado por el cine, pensamos que en el Antiguo Egipto vivían todos en el desierto, la mayoría de la población esclava de su señor, el sexo femenino no pintaba nada, eran bastante guerreros,.. Y sin embargo fue una civilización que en su mayoría se estableció a orillas del Nilo, que también representaba a la mujer y tuvo reinas-faraón, que no fue muy de invadir y colonizar excepto con Nubia y de la que recientemente dicen que se ha descubierto que no construyó las pirámides a base de esclavos.
También hemos visto otras curiosidades de esta civilización, como el embalsamado de animales, el desarrollo de tecnologías para la gestión del agua como el perforar pozos cercanos al Nilo de manera que pudieran comprobar el caudal del mismo, que no tuvieron moneda hasta la llegada de los griegos, que en los entierros humildes también se colocaba al fallecido —como a los nobles— una máscara imitando su rostro pero sin los defectos faciales para su otra vida,.. y por supuesto que uno de los principales motivos por los que los faraones conseguían tener y conservar su poder: decían que ellos eran quienes controlaban las crecidas del Nilo.
Posteriormente hemos pasado al sector dedicado a Grecia, que está a continuación del egipcio, con la conexión que tuvieron ambas civilizaciones. A los griegos por ejemplo les sorprendió bastante la adoración que los egipcios hacían a los animales, a diferencia de ellos que adoraban a dioses de apariencia humana. También se nota fácilmente la diferencia en las esculturas, donde las egipcias son más rectas y las griegas en poses buscando estilizar las formas del cuerpo.
De la civilización griega el MAN cuenta con cuantiosas vasijas, prueba innegable del extenso comercio que practicaban, pero también de las que se pueden apreciar los diferentes avances para su fabricación, hasta llegar a las típicas de fondo negro y dibujos en distintos tonos, fruto del manejo de distintas arcillas y altas temperaturas en los hornos —hasta 950 ºC. Estas vasijas y algunos grabados en piedra dan testimonio de las innumerables historias de la mitología griega, como el Puteal de la Moncloa, describiendo el nacimiento de Atenea tras recibir Zeus un hachazo en la cabeza.
Pero además de vasijas, esculturas, grabados y citas haciendo referencia a la democracia, al teatro y otros conceptos que usamos hoy (dēmokratía, gymnásion, orchḗstra, skēnḗ,..) también hay una amplia colección de monedas llenas de muescas para ser fundidas por los pillos de turno y así fabricar ellos también. En principio las monedas tenían el valor que representaban, pero más tarde acabaron acuñándolas con materiales más baratos y dejaron de tener el valor simbolizado, de manera similar a nuestros tiempos.
Sin embargo la historia de la Antigua Grecia también tiene sus cosas no tan conocidas ni honorables a las que no nos ha acostumbrado el celuloide, como que incluso los filósofos y pensadores consideraban a la mujer únicamente útil para tener hijos y cuidar la casa —un concepto hoy también suena— y que el amor ideal residía en las relaciones entre hombres. Un concepto relacionado con el hecho de que en los gimnasios algunos hombres influyentes de edad avanzada conocieran a chicos jóvenes y les permitieran llegar a tener buenos trabajos a cambio de favores sexuales, o que las mujeres de la nobleza llegasen a ser más esclavas que las campesinas porque tenían que actuar de mujer florero.
Así pues, ha sido muy interesante visitar —y en el mismo día— los espacios dedicados a estas dos civilizaciones tan aparentemente conocidas y desconocidas a la vez, con matices de varios tintes para ambas.