Se trata de un truco ya viejo pero que seguro que cada día hay alguien nuevo en aprenderlo, a mi me lo comentaron no hace mucho. Consiste en tener un cubo en la ducha o al menos tenerlo a mano cuando vayamos a hacer uso de ella.
Sirve uno cualquiera, no hay que ir reservándolo ya en El Corte Inglés, por ejemplo como el que se ve en la foto de los Corre Mayos que le he robado a Juanjo.
La utilidad está en que como suele pasarnos a todos, entre que abrimos el grifo para que salga agua caliente y ésta comienza a salir templada suele pasar un tiempo, o lo que es más importante, unos cuantos litros de agua suelen salir y que si no los recogemos terminan por el desagüe. Y ahí entra la utilidad del cubo, para que mientras el agua no sale caliente -en mi caso ya le tengo hecha una aproximación y tengo que llenar casi el cubo entero- la echemos en él para posteriormente usarla en los que nos de la gana.
Regar las plantas, aguas menores, lavarse la cara, limpiar la bañera/ducha, echárselo a alguien para despertarlo,.. el uso ya es cosa de cada cual. Seguro que la idea se le ocurrió a un catalán, porque ellos lo descubren todo y son más entendidos en el ahorro de agua que cualquiera del Levante. ¡Ah! y detrás de ellos van esos que hacen una «exposición del agua» y luego no quieren cuentas con nadie, se adueñan de un río porque pasa un tramo de él por sus dominios. Esto si que es algo para exponer en esa exposición