En realidad ya no sé si vamos por la 2.0, la 3.0 o la 4.5. Alguna gente alguna vez me pregunta qué es eso de la vida 2.0 y a otra le leo mucho que vuelven a la vida 1.0. Lo cierto es que yo la definiría como llevar una vida virtual que en ocasiones difiere totalmente de la real. O siendo sincero, comunicarse utilizando Internet. Porque los olvidados SMS existían antes de todas estas modas de Twitter, Facebook, Whatsapp, etc y nadie se molestó en buscarle una denominación que quedara guay.
Yo por ejemplo estaba a ver si hacía unas cosas de un curso que estoy haciendo a través de Internet, enseñanza 2.0, e-learning o cómo se llame. Pero, cosas de las modernidades, la aplicación está en mantenimiento, porque en el mundo 2.0 las máquinas también necesitan engrase a su manera. Tampoco es que tuviera velada juerguista, pero ya me había planeado la noche con eso, como a continuación explicaré, y ahora me he tenido que fastidiar a pesar de que por suerte descargué el contenido en PDF, porque para las prácticas no hay chapuza posible.
Antes triunfaban IRC, MSN Messenger, Yahoo Messenger, etc y la gente era igual o más desconfiada aunque con más sentido común que ahora. Hacer amistades a través de Internet era digno de los personajes más raros de cada barrio. En los círculos femeninos quedaba de auténtica desesperada confesar la entrada a algún chat para escribirse con gente. «Eso se hace por cachondeo» opinaba mucha gente.
Sin embargo ahora todos los inventos modernos de montar una vida imaginaria en Internet molan. Hay gente más tímida que todo lo que pone es inventado. Otra más bien extrovertida cuenta en todo momento lo que está haciendo y si es posible añadir la ubicación y una foto ya lo bordan. Este segundo tipo de gente lo deja todo muy abierto, como que no se esconden. Sin embargo a mi modo de ver es la más peligrosa porque a pesar de parecer que exponen toda su vida diaria y parte de la privada al que pase por ahí, luego es la que más excusas es capaz de inventarse y más te marca las distancias.
En mis meses en una ciudad con más de cinco millones de habitantes puedo decir que, exceptuando por el trabajo, mantengo la misma cantidad de amigos que antes de llegar. Además, casualidades de la vida, la gente que vive en esta ciudad con la que podía tener algún trato por Internet antes de venir, se mantiene igual en cuanto al trato y la cifra incluso ha descendido. ¿Motivo? La vida 2.0 o imaginaria según el caso. Por eso considero que Twitter dio en el clavo con la palabra seguidores y no amigos como lo llaman otras redes sociales, porque si sabes que un fin de semana estoy aburrido y lo mejor que se te ocurre es mandarme a pasearme solo por las calles es que no te puedo considerar alguien sociable y mucho menos una amistad.
Llamadme raro, pero yo el concepto de usar la vida 2.0 como vida de quiero y no puedo, de imaginar y de que todo es algo volátil que una pantalla nos muestra no acabo de aplicármelo. Me gusta salir fuera, sea por la calle, la playa o el monte y ser igual en el mundo analógico que en el digital. Así que si no piensas igual y me sigues por alguna red te puedes ahorrar mi sitio. 🙂