La otra noche estaba tomándome por La Latina un pisco sour que un amigo pidió en recuerdo de su temporada por Perú, cuando salió en la conversación el tema de la caterva de tarifas de telefonía móvil que la gente tiene contratadas y hasta qué punto son necesarias. Por supuesto suponíamos el caso del típico particular cuyo sueldo, y posiblemente tampoco su vida, le va en el móvil.
No importa que Movistar llegara no hace mucho a cuestionar públicamente la necesidad de eliminar las tarifas planas de acceso a Internet tal y como se conocen actualmente. En el asunto de la telefonía móvil cada día se ofrecen velocidades mayores junto a paquetes de más Megabytes, cuando no Gigabytes. Hasta aquí todo parece útil, pero mi compinche y yo nos cuestionábamos la utilidad que realmente le da la gente. Sobre todo cuando estas tarifas, bien debido al mismo por si acaso del que cualquier aseguradora se aprovecha, bien impuesto en el acuerdo cuasimatrimonial que la operadora impone, son contratadas junto con otras cuantas no siempre de necesidad real.
Con necesidad real […] (continuar leyendo)