Las supuestas cabezas pensantes nacionales, las de los que nos dirigen, están obsesionadas con reducir el gasto sanitario. Y en parte tienen razón porque parece que algunos ciudadanos no se enterasen, o no quisieran enterarse, de lo que es necesario y lo que no. De lo que ha de pagar el seguro y lo que no. Que aquí «cada uno va a lo suyo, menos yo, que voy a lo mío».
Hace poco me contaban el caso de alguna gente que va al médico aquejada de molestias en la garganta. El profesional les aconsejaba, según cada caso, hacer gárgaras con agua y bicarbonato y la reacción del paciente era preguntar si el bicarbonato lo pagaba el seguro. Lógicamente no. Bote de 250g de Bicarbonato Sódico HACENDADO: 0.49€. Un lujo sólo accesible para las clases más altas.
Pero no queda ahí lo que la gente trata de sacarle a la sanidad del Estado, o del miniestado correspondiente a su comunidad autónoma. Situaciones similares ocurren con pacientes que precisan de esparadrapo, algodón o bebidas isotónicas. Por ejemplo en el caso de estas últimas al no pagárselas el seguro los hay que tratan de que se les recete algún suero equivalente, que saben que existe y que vale más dinero aunque haga lo mismo y sepa malísimo. 1.5l de bebida isotónica de limón HACENDADO: 1€. Otra exquisitez sólo adquirible por unos pocos.
Estamos en crisis y gran parte de la culpa la tienen los que mandan. Pero mientras nos quejamos del empufamiento de la administración y que la sanidad no tiene un duro seguimos intentando que nos paguen entre el 60% y 100% de lo que cuesta un bote de bicarbonato.