Con las normativas actuales y avances en la construcción se supone que los edificios que se construyen en estos tiempos han de tener unos accesos que no discriminen a personas con minusvalías. Que estén adaptados a ciegos y a gente que va en silla de ruedas, por ejemplo, hablando claramente. Sin embargo está a la orden del día el encontrarse con instalaciones que no cuentan con las medidas y facilidades oportunas para personas con este tipo de dificultades como he visto en la primera fase de la llamada «Ciudad de la Justicia» de Murcia ciudad. En el primer edificio, el único que hay en pie de momento, porque se supone que están haciendo otro dentro del recinto.
Parece mentira que se trate de un edificio público en cuyo interior además se imparte justicia. Un edificio que no ha pagado el promotor Perico de los Palotes, ni unas determinadas familias. Es un edificio pagado con el dinero de todos, con los impuestos que incluso se les cobran a las personas con minusvalías. Se debió quedar a gusto el organismo competente encargado de revisar la accesibilidad de tal edificio.
Muchas cristaleras que en verano nada se han de agradecer por el calor del que escasamente aislan, anchos pasillos como si aquello fuera una comercial y famosa calle peatonal de alguna gran metrópoli, escaleras mecánicas que bajan y otras que suben a lo centro comercial, varios ascensores y pantallas en el exterior de cada sala con posibilidad de insertarles un disco y otros dispositivos USB. Hasta ahí todo muy moderno, muy chic. Sin embargo luego tiene… Detalles.
- En la entrada principal, y de momento única entrada habilitada, la acera no presenta la típica rebaja para que las sillas de ruedas se suban con facilidad.
- Justo después de la acera, cuando se accede al recinto, se encuentran los típicos postes bajos para que ningún vehículo acceda, incluyendo a ambulancias y demás vehículos de emergencias puesto que estos no se pueden quitar. Al principio he pensado que tendrían algún mecanismo desconocido y que así nadie se aproveche indebidamente, pero parece ser que no porque ya tuvo que acudir una ambulancia y no hubo manera de que esta accediera al recinto gracias a esos obstáculos —buen bordillo de acera y postes—.
- Los ascensores, a pesar de tratarse de un lugar que puede contener una gran cantidad de personas y que por tanto hay mayor probabilidad de que alguien sufra alguna urgencia médica, son pequeños. He visto edificios de viviendas con ascensores más espaciosos que esos. Pero lo preocupante de ello es que dado el tamaño que tienen no cabe una camilla, como ya se supo con la urgencia antes mencionada y que menos mal que al final no fue necesario trasladar en camilla a la persona socorrida.
- Los estrados de las salas no cuentan con rampas para que los letrados, sus señorías o cualquier otra persona que deba de subir a ellos y vaya en silla de ruedas pueda hacerlo de manera coherente como se espera de un edificio de construcción y diseño tan reciente. Pero es que las mesas que hay sobre los estrados no tienen la altura suficiente como para que quien vaya en silla de ruedas pueda acomodarse en la mesa, sino que esta se tienen que sentar fuera de la mesa.
Parece que ni en construcciones que van a albergar los Juzgados se respetan las normativas, aunque algunos aspectos son más de sentido común que reglas, así que no es de extrañar luego lo que pasa en el resto de lugares.