Las noches previas a la bicicleta

El conejo sueltoA veces ya no sé si es peor lo de salir en bicicleta por la mañana que por la tarde. Por la mañana es cierto lo de que tienes todo el día por delante, maś luz, conforme avanzan las horas hace menos frío,.. ¡Pero hay que madrugar! Por la tarde sales más relajado, aunque mirando constantemente la hora y se plantea una carrera particular entre ti y el Sol, para ver quien regresa antes a casa, si tu o él, y ya no hablemos de que mejor no salir con una comida pesada en el buche.

Por una cosa o por otra siempre acabamos casi todos trasnochando en parte, descontando el caso de IceFork que él es que vive en un horario opuesto, jeje. Quizás tendría que haberle que dicho que sí a la propuesta de Fran de salir a convidarnos un rato, que total lo de mañana es una ruta casi de rutina, paseíllo con un par de subidas a La Peña del Águila y a lo que era la Batería de Cenizas. Pero como siempre luego se me queja de que si la espalda, resfriado —que es oir la palabra «bicicleta» y ya estornuda :mrgreen: —, pues me daba reparo sacarlo, a ver si cogía frío el zagal.

Total, que me he quedado en la casa con el consuelo de ver una película con la que Von Spencer me lleva dando la murga hace días, una tal Zohan. Miro la calificación en la IMDB y parece mediocre —bien empezamos—, pero esa gente es muy exigente, ya se sabe. Me aventuro a verla y resulta que está en inglés y sin subtítulos, además de que como va de humor sobre uno que parece ser que es un machote en pleno apogeo, cualquiera entiende las expresiones. Bueno, podría ser peor he pesando. Miro el Messenger, los contactos habituales que parece que están pero no; el Tuenti, pues en la línea de lo anterior, además de que para hablar me parece desesperante; el Twitter, peor aún, con mis cuatro gatos de contactos desaparecidos, hasta Minah, la twittera por excelencia. Así que en un último momento de desesperación tiro de filmoteca antigua, una llamada Estrella Señal Oscura, bélica, sobre la segunda Guerra Mundial vista desde el lado de unos exploradores rusos que se introducen en la retaguardia alemana para espiar e informar de lo que ven. No ha estado mal, pero tampoco es como las de El Nido de Águilas o El Día Más Largo. «Algo es algo dijo un calvo que se encontró un peine sin púas».

Y ahora aquí, rescatando Yael Naim del recuerdo —de hace un año que la oí en la Rhône FM en el último viaje a Suiza— mientras paso un poco de rato escribiendo esto. Me sigue pareciendo una música difícil de describir la suya, pero curiosa. Quizás lo que tendría que haber hecho es volver a ir por allí esta temporada, sin menospreciar para nada la salida de mañana en bicicleta.

Mejor irme a dormir con el tema de Muse, que no me quita el sueño, ni falta que hace a estas horas, pero ha salido en Deezer al azar, Can’t Take My Eyes Off You, que es más movidito que la Yael Naim.

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