Los médicos están perdiendo poder

Con lo violentos que se ponen muchos familiares cuando «el papa» se les muere, que aunque el hombre estuviera ya mal del corazón, con un cáncer de pulmón y otro de colon… nada, la culpa es del matasanos que le tiene manía por no ser payo.

Con la moda de hoy en día de denunciarlos casi por cualquier cosa y estar dudando de sus buenas intenciones a cada momento, como si tuvieran ellos una especie de ranking secreto de a ver quien se carga a más pacientes.

Con los sabelotodo, en constante apogeo a día de hoy gracias a fuentes de información como Internet, que a pesar de no haberse tragado seis cursos de medicina ni por supuesto otros varios de especialidad, dudan de que el médico pueda saber todo lo que ellos creen saber de medicina. Se caracterizan, por ejemplo, por creer que una radiografía, un escáner y una resonancia sirven para lo mismo, y hacerle la contra al profesional médico hasta la saciedad, incluso tratando de convencerlos de que un escáner tiene menos radiaciones que una radiografía, lo cual es falso.

Con los pacientes del «yo vengo a que me recete…», los cuales si el médico considera que el medicamento en cuestión ya no les es necesario se indignan mucho, llegando a enfadarse porque el doctor fulanito siempre se lo receta sin pedirle explicaciones del motivo por el que se lo toma.

Con esa moda emergente de que aunque el médico mande el medicamento A, el farmacéutico modifique la decisión vendiéndole al paciente el medicamento genérico B, supuestamente igual que el A que el médico prescribió aunque no siempre al 100%. Cuando según la legislación los médicos son los únicos que pueden hacer prescripción de medicamento y por tanto responsable de si luego al paciente le ocurre algo con el tratamiento.

Con los políticos, que de leyes tienen idea pero sobre los asuntos a los que afectan normalmente no, quieren, por ejemplo, que una menor pueda abortar sin necesitar el consentimiento de sus padres o tutores legales. Pero sin embargo desde el punto de vista médico un aborto se considera una operación y a ellos se les obliga a que exijan el permiso de los padres para operar a cualquier menor de edad. A la par que otros aspectos de actualidad como que, a partir de Agosto, cualquiera pueda ir a cualquier farmacia de España a comprar la píldora del día después, sin receta médica —recetas que se ahorra el Estado— ni necesidad de ser mayor de edad, pero que luego para comprar calmantes como el archiconocido Valium se exija receta, a pesar de que la bomba de hormonas que suponen las dos píldoras sean peligrosas sobre todo si se abusa con frecuencia de ellas.

Y seguro que me dejo otras muchas razones —se admiten sugerencias 🙂 — por las que sin duda los médicos están perdiendo poder y con el día a día el serlo se está convirtiendo en todo un riesgo. Cualquier día de estos se dejan de precisar a los arquitectos para las estructuras de los edificios, ingenieros para los puentes, licenciados en derecho para ser juez, farmacéuticos para vender medicamentos, certificado de aeronavegabilidad para que a una nave se le permita volar…

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