Inspirado en reflexiones como las de #SeñorasQue analizan al terrorista sentimental, yo podría compartir la de «la misinda». Una manera como tantas de denominar a ese tipo de mujer del que todos conocemos gran cantidad de ejemplares y que nunca estamos a salvo.
La misinda es esa clase de mujer, aunque a veces puede que sin clase, que aparece precisamente en un día en que necesitas ser escuchado o tener una pausa en tu rutina. Con unas palabras cariñosas adornadas de risas ñoñas, miradas de comprensión y voz dulce irrumpe en tu vida despertando en ti una llamativa complicidad. Resulta a su vez como un oído generoso y paciente que sabe escuchar como nadie pero con una boca que sabe callar como menos aún. Porque ella siempre evitará hablar de sí misma.
La misinda te invitará a que le cuentes tus problemas y pensamientos sin apenas manifestarte opinión alguna. Y si de verdad quieres que se calle invítala a que te hable de sí misma, de su vida, de su pasado, de sus planes, de sus desamores. Con ella no descubrirás la riqueza del español, porque para evitar contestar a lo planteado dirá «no sé» o cambiará a un rostro triste acompañado de un «prefiero no hablar de ello». Y entonces erróneamente caerás en su red […] (continuar leyendo)