Conexión con África en la Cueva Victoria

Cueva Victoria «Out of Africa»

Cartel de la exposición // Museo Arqueológico Municipal de Cartagena

Aprovechando la apertura al público del yacimiento mediante visitas guiadas, el pasado sábado estuve en la cueva-mina Victoria. Una visita imprescindible junto con la exposición temporal (hasta el 15 de febrero) sobre este yacimiento en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena, donde también por cierto se reservan las visitas guiadas a la cueva.

La cueva Victoria  está situada en el cerro de San Ginés, cerca de El Estrecho de San Ginés y dentro del término municipal de Cartagena. Presentando más de tres kilómetros de galerías, la brecha que contiene los fósiles forma parte del conjunto paleontológico de la Región de Murcia y está reconocida como lugar de interés geológico internacional (Geosite).

La llegada a la zona es bastante fácil mediante la vía rápida que va hacia La Manga del Mar Menor (RM-12), salida 6, aunque el acceso al camino da acceso a las inmediaciones de la cueva está un poco escondido en el arcén de la carretera, con un considerable desnivel y ausente de cualquier cartel indicativo en el arcén.

La denominación de cueva-mina se debe a que […] (continuar leyendo)

Sendas del Caracol y del Dinosaurio

Esta última Navidad no podía faltar un paseo por Sierra Espuña con mi tío. No teníamos claro el recorrido, dudando al calor de la lumbre de la chimenea entre si repetir sitios que conocemos y nos gustan (como Malvariche o el Barranco de la Hoz) o explorar nuevos lugares para nosotros. Fuera a donde fuera me servía cualquier lugar de la sierra, porque para mí Sierra Espuña es como canta Malvariche en Malagueña acerca de Aledo:

Que no las tiene Madrid,
tres cosas tiene mi Aledo,
que no las tiene Madrid,
sus fiestas, su buena gente,
y ver el carro venir,
bajando por la pendiente.

Mi tío llevaba años oyendo hablar de la senda del caracol, incluso le parecía haberla visto desde las paredes de Leyva, pero no le sonaba haber pasado por ella. Echamos un vistazo por YouTube a algunos vídeos para intentar averiguar desde dónde cogerla y allá que nos fuimos, al día siguiente, hasta La Perdiz para salir desde allí. Fue curioso que alrededor de la sierra estaba el tiempo nublado, pero allí hacía un buen sol (en las fotos se verá por qué).

Nosotros elegimos hacer el recorrido en sentido antihorario, aunque […] (continuar leyendo)

El efecto botella de champán

Dícese del efecto con el que algunas personas aparecen de manera rápida, con bastantes cosas en común, buen entendimiento y ganas de conocer. Suelen ofrecer un futuro no escrito, porque piensan en el presente y dominan de sobremanera la palabrería para quedar bien ante la incertidumbre de cualquier posible plan que se les plantee. Pero son igual de fugaces.

Es un concepto cuya denominación me dio a conocer hace unos meses alguien que ha sufrido bastante sus consecuencias. Lo practican personas cual botella de champán recién abierta, con una simpatía y una aparente cercanía que crece como la espuma, pero que poco tardan en bajar sus burbujas. Además, este desvanecimiento de espuma suele ser a lo cuesta abajo y sin frenos, sin mucho que poder hacer excepto intentar salvar lo que quede los muebles.

Se llame así o como se quiera, la sensación es bien conocida por todos y sólo tiene dos prevenciones: ser antisocial o más fugaz que las personas que lo practican, en plan cuando tú vas, yo vengo; porque como otra persona me dijo «cada cual está en su derecho, pero crear vínculos en tan corto espacio de tiempo y luego desvanecerse es de ser poco sensible».

 

Noche mágica

Hoy es víspera del día de reyes (o epifanía de Nuestro Señor o santos de los Baltasares, Gaspares y Melchores) y esta noche para mí es de las mejores del año. Es cierto que cada año va cambiando, con detalles que la hacen algo diferente de las de ocasiones anteriores, pero la esencia es constante y cada vez no puedo evitar hacer memoria.

El pistoletazo de salida para la cuenta atrás de esta noche siempre empezaba en la guardería. Recuerdo que llegaba un día del año en que tenía que ir de pastorcillo y luego en clase, de repente, aparecían sus majestades a buscarnos. Unos salían corriendo hacia estos señores barbudos (o hipsters de ahora) y otros nos poníamos colorados de la vergüenza, sobre todo con Baltasar, el que por cierto creo que siempre ha sido el más querido por todos.

Las primeras noches de reyes que recuerdo son con mis primos de mi misma edad. Nos metíamos todos a dormir con unos nervios como los del último examen de la carrera. […] (continuar leyendo)