El pasado viernes estuve en el Glaciar Aletsch —en el Valaïs por supuesto—, no sobre él para ser exactos pero sí viéndolo con mis propios ojos, y fue fascinante. Una gran lengua de hielo, como la gente la suele llamar, fruto de la unión de otras tres lenguas de hielo de menor tamaño dan lugar a este famoso glaciar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco [más información]. Aunque tampoco por ello hay que desmerecer a otros glaciares como el del Rhône [más información (inglés)], también muy conocido e incluso de más fácil acceso, o incluso el de Arolla [más información (francés)], con menos aglomeración de gente y más tranquilo.
Y sorprende más todavía cuando la visita ha sido en agosto, con la calor que tenemos por España. Incluso en Suiza la semana pasada estaba haciando bastante calor, pero allí cerca del glaciar hubo que ponerse alguna manga encima porque se notaba el biruji que venía del hielo. En foto ya resulta impresionante, pero la sensación de tranquilidad y calma que se siente cuando el teleférico te deja en el Eggishorn —monte desde el que lo observé—… de silencio sólo interrumpido por las voces de la gente que ha ido a visitarlo como tú, un silencio que en el fondo no es tan silencio porque a lo lejos se oye un constante ruido de los vientos atravesando las cimas y los torrentes de agua origen de los deshielos, pero que sólo la vivencia en vivo puede grabarnos en el recuerdo. 😛
Por supuesto hice más fotos del lugar.