Los roles en Tinder

Hace unos meses conté sucintamente de lo que va Tinder desde mi punto de vista. Pero en este tiempo he podido recopilar lo que, a mi modo de ver, son los principales roles tinderianos; lo que aburre, deambula o merodea por esta red social. Yo por mis orientaciones los voy a comentar referido a mujeres, pero según me han contado desde el sexo contrario es algo perfectamente extrapolable a hombres.

Vayan por delante un par de puntos que suelen cumplir la gran mayoría:

  • Negar por siempre haber estado en Tinder.
  • Buscar a alguien especial.

La muda. No se sabe si colecciona o la coincidencia con ella ha sido por error suyo. Jamás dirá una palabra, pasen semanas o meses. Hay una leyenda acerca de que una vez un tipo consiguió sacarle una palabra a una de estas características meses después del match.

La que no sabe borrar. Suele creer que desinstalar la aplicación del móvil es lo mismo que borrar la cuenta. Se han dado casos incluso de chicas con pareja que siguen teniendo cuenta y que se las encuentran los amigos de él, aunque ella supuestamente ya no la utilice… o la tenga poniendo cepos por si un casual…

La ennoviada. Es un caso muy poco habitual pero bastante curioso. Indica bien claro que tiene novio y que sólo busca hacer amistad, aunque las fotos […] (continuar leyendo)

Bandadas de Twitter

A veces lo llamo el pajarito azul y otras el pajarraco azul. Según los motivos que me dé. Prefiero ser neutral y dejarlo en pájaro o sencillamente en el nombre comercial del que dicho pájaro es logotipo: Twitter.

Me hice una cuenta a finales de 2008, motivado por una promoción del registrador de dominios NameCheap. A pesar de que a comienzos de ese año le estuve dando vueltas pero no acaba de encontrarlo útil —nunca he sido un visionario—, en estos más de tres años he acabado por encontrarle provecho. Sobre todo a raíz de venirme a Madrid. Ciudad de la que a través de Twitter he recibido buenos consejos, ideas, alguna amistad y hasta gente interesada o maleducada. Porque en Twitter, como en todos sitios, en Badoo, y en lo que fue el messenger «hay gente pa tó» —sea de quién sea la expresión.

El fuerte crecimiento de Twitter vino gracias al uso por parte de los famosos. Una vía sencilla y directa de comunicación con su público. Normalmente sólo en vía descendente, de famoso a fan. Unas veces tan bien usada para hacer publicidad y otras tan desafortunada para meter la pata, o bien hacer una campaña publicitaria sin importar el honor ni el qué dirán mientras se hable de ello. […] (continuar leyendo)

Madres marujas modernizadas

Ser madre y maruja va implícito en la propia naturaleza. Mero instinto. No conozco a una sola que se preocupe de sus pequeños —porque para ella siempre lo serán aun con cincuenta primaveras— que no sea cotilla. Ya sea dándose golpe de pecho con el abanico en el Sálvame edición de la carnicería o disimulándolo mejor que cualquier Mata Hari. Y como todo en esta vida es cuestión de renovarse o morir, ellas también se actualizan. Vayan un paso o tres generaciones de telefonía móvil por detrás, siempre se las saben ingeniar para encontrarte.

En las redes sociales. De peor o de mejor reputación. No importa cuál. La mia mamma aparecerá por ellas de manera directa o indirecta:

  • Con su identidad real. Excusándose por supuesto en que no sabe cómo ha ido a parar a ese lugar.
  • Con una tía, ya sea de sangre o política —cuñada, ojo—, con la que intercambiará información en ambos sentidos e intereses, obviamente.
  • Un alias anónimo de dudosa creatividad con el humor que las caracteriza.
  • La jugada maestra de todas. Utilizar a algún familiar algo bocazas, que informará a su madre de lo que ve sobre ti y esta, como ya sabemos, a la tuya. Siendo perfectamente combinable en el espacio-tiempo con la segunda táctica de su estrategia de enterarse lo que hacen los chiquillos.

Y todo desde […] (continuar leyendo)

Red social con memoria

Nos contaba un amigo que ha vuelto a Tuenti. Hacía dos años que eliminó su cuenta pero algún ataque de nostalgia o cotilleo repentino de alguna le debe de haber dado. No se acuerda de la contraseña, hace el proceso de cambiar la contraseña, indica una nueva, accede y ¡sorpresa! Tuenti se acuerda de su nombre, sus mensajes, sus amigos. Y tampoco se ha olvidado de sus fotos. Con el «su» no sé si referirme a mi amigo o a Tuenti.

Con esto he sentido curiosidad por un lado de ver qué pasaría en mi excuenta. Pero soy un cobarde. Lo reconozco. Tanto casi como esa gente que dice que pasa de redes sociales pero sin saberlo también está engancha. Sin embargo me he prometido que para la próxima red social de la que me eliminase tomaría antes unas medidas aunque posiblemente inútiles. Lo borraría todo y rellenaría los datos con algo diferente. Con los mismos detalles que para la siguiente en la que osase inscribirme tuviera. Estos los puedo resumir en una imagen de perfil de un muñeco dibujado por mi con cuatro trazos y el nombre de Benito Camelos.

Badoo y sus tribus

Tres semanas de duración tuvo la oportunidad que le di a Badoo. No me busquen porque no me van a encontrar ya. Ni a mi ni a lo que pudiera haber sido ahí. Porque Badoo se supone que está hecha para conocer gente. Finalidad que nunca se ha ocultado a pesar de ser famosa por parecer una discoteca, con los satélites —hombres al 99%— rodeando a las buenorras del lugar, o que se lo creen, y las demás pues de marginadas a excepción de algunos buitres en busca de la presa débil. Por ejemplo, en el estado del «quiero» ofrece una lista que parece interminable pero acaba repleta de cursilerías o eslóganes de facilona.

Al público femenino sé que no le sientan nada bien este tipo de entradas en el blog, pero para poder opinar con criterio de algo es necesario haberlo conocido. Aunque sea haberlo intentado. Todo surgió fruto de una de tantas bromas e ideas que tengo con un grupo de amigos. Sin ánimo de lucro ni subvención de los políticos de turno por cierto, hacemos de observatorio social. En este caso hemos tratado Badoo, por ser de las redes sociales en su especie más longevas y por no pedir dinero por todo, a pesar de que cada día van cerrando más el cerco de lo gratuito.

El cómo funciona no es ningún misterio. Chicos y chicas, e incluso algún adulto, se registran […] (continuar leyendo)